lunes, 24 de octubre de 2016

"Amor" Delmira Agustini

Ideas en relación a la primera estrofa del soneto "Amor".

A modo de inicio, la estrofa a analizar es la primera del poema denominado “Amor”, de Delmira Agustini, poeta uruguaya perteneciente a la Generación del 900´.  Dicho soneto forma parte de “El libro blanco”, específicamente, de una sub división llamada “Orla rosa”.
Como bien lo adelanta su título, el poema expresa la manera delmiriana de sentir amor como una fuerza superior eterna que todo la abarca. Dicho sentimiento no es constante y a lo largo de las tres estrofas atraviesa cambios, altibajos, múltiples sentires y emociones que se suscitan con el paso del tiempo –marcado por los cambios temporales-.
La primera estrofa se abre ubicándonos en un plano de imaginación y deseo, un “sueño” que es aspiración desde el “yo poético”, centro activo y creativo del poema. Activo porque es el yo lírico, que en primera persona del singular se ubica desde el inicio del poema “Yo lo soñé” siendo quien siente y desea todo lo expresado; creativo ya que, con el pasar de los versos, reconocemos variantes en sus aspiraciones con relación al amor y a ese “tú” sin voz pero presente.
La primera estrofa presenta una triple adjetivación del amor: “Yo lo soñé impetuoso, formidable y ardiente. Los mismos apuntan a describir la pasión con la que se imagina el “yo lírico” amar, algo sin límite ni razón. Si buscamos el significado de estas palabras encontraremos una semejanza en la intención: fogoso, vivo, vehemente, grande y pasional. Su lenguaje también es pasional e impetuoso, entonces su comunicación será con las mismas características.
Tanto el “yo lírico” como el lector se imaginan un “tu”, alguien que da y recibe ese amor y provoca tales sentires. La metáfora “mar desbordado de locura y de fuego” apunta al desenfreno y lo ardiente de ese amor, sin dejar te tener en cuenta las alusiones al agua, en este caso al mar, por su profundidad e inmensidad que no tiene posibilidad de medida, pero anteriormente refiriéndose al torrente.

Las metáforas utilizadas reafirman la idea inicial que se complementa además con la comparación que cierra esta primera estrofa “rodando por la vida como un eterno riego”. Es la constancia y la presencia eterna que siempre se alimenta. Tiene sus altibajos que lo distinguimos en el rodar y su fluir, no es siempre igual, pero está siempre presente. Esta primera estrofa apunta a un amor más sensual y erótico, imagen que se ampliará en el correr del poema.

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